Ayuntamiento de Fiñana
MANIFIESTO CON MOTIVO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER (2020)
Fue en el año 2.000 cuando la Asamblea General de la ONU designa el 25
de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer, invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y
a ONGs a tomar cartas en el asunto y coordinar actividades que eleven
la conciencia pública en cuanto a la eliminación de todas las formas de
violencia contra las mujeres. En tan señalada fecha, como cada 25 de
noviembre, el Ayuntamiento de Fiñana, como miembro de la Federación
Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) se une a la conmemoración
visibilizando con ello nuestra solidaridad con todas las víctimas: las
mujeres asesinadas, sus hijos e hijas huérfanos; sus madres, padres,
hermanos, hermanas, amigos. Compartimos su dolor, su desolación y
combatimos su causa!!!.
La violencia contra mujeres y niñas es una
de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y
devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a
la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la
estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
Tal como
expresa la ONU, “la violencia contra las mujeres y las niñas, arraigada
en unas relaciones de poder desiguales entre mujeres y hombres,
persiste como una crisis silenciosa y endémica”. Este año, además, la
situación se ha visto agravada por la pandemia mundial que nos asola. Y
que, si afecta a las mujeres con más intensidad y de forma concreta por
la desigualdad estructural en la que se encuentran, es especialmente
terrible para las mujeres víctimas de violencia de género.
Aunque
todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia
de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables,
ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres
que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex,
las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas,
o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en
crisis humanitarias.
La violencia contra las mujeres es
especialmente dura en las zonas rurales. El aislamiento que sufren las
víctimas de violencia de género en el ámbito de la pareja o expareja es
triple: por la escasa participación de los espacios públicos y la
relegación al ámbito privado, por restar aisladas geográficamente y por
identificar su propia situación como un proceso individual, y no como el
problema estructural que es, consecuencia de la desigualdad entre
mujeres y hombres.
La violencia contra la mujer sigue siendo un
obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el
respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la
promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que
nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la
violencia contra mujeres y niñas.
La violencia de género cobra
especial visibilidad en tiempos del Covid-19!!!. Mostremos una mirada
sensible al género para poder paliar el daño real causado en las vidas
de las mujeres y las niñas a todos los niveles.
Diversos
expertos, expertas y organismos nacionales e internacionales (Ministerio
de Igualdad, ONU, PNUD, etc.) están alertando de que en épocas de
crisis y de pandemia el enfoque de género es uno de los puntos que los
Estados tachan de su agenda, mientras que precisamente es en estas
crisis cuando debemos reforzar nuestra mirada sensible al género para
poder paliar el daño real causado en las vidas de las mujeres y las
niñas a todos los niveles. Al retroceso registrado en el ODS nº 5 de
Igualdad de Género de la Agenda 2030 debido al reciente auge de los
fundamentalismos y los discursos de odio se suman ahora los graves
efectos de la presente crisis por la irrupción de la COVID-19.
El
Instituto de la Mujer alerta del fuerte impacto que esta pandemia y las
medidas para atajarla están teniendo sobre las mujeres, y advierte de
que si no se tienen en cuenta estos factores diferenciales, es decir, si
no se da una respuesta con una perspectiva de género, las mujeres serán
las que más sufran sus consecuencias. Y esto ocurrirá, en una triple
dimensión: social, económica y sanitaria. "Ignorar el impacto de género
tendría consecuencias económicas y sociales que agravarían la
desigualdad”.
La Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile
Mlambo-Ngcuka, alertaba sobre el impacto de la Covid-19 en las mujeres, y
especialmente en las víctimas de violencia abocadas a confinarse con su
agresor: “El confinamiento aviva la tensión y el estrés generados por
preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero.
Asimismo, refuerza el aislamiento de las mujeres que tienen compañeros
violentos, separándolas de las personas y los recursos que mejor pueden
ayudarlas. Es la situación perfecta para ejercer un comportamiento
controlador y violento en el hogar”.
El Pacto de Estado contra
la Violencia de Género, largamente demandando por el movimiento
feminista, supuso un antes y un después en el abordaje institucional de
la violencia de género. La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, fue el
cambio de paradigma que hizo posible en nuestro país que los poderes
públicos reconocieran un tipo concreto y específico de violencia, que es
la que se ejerce contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. Así
mismo, continuando por la senda marcada, el Pacto de Estado es la
muestra del consenso de todos los grupos parlamentarios, y por tanto, de
toda la sociedad española representada a través de ellos, para acabar
con esta violencia.
Este Pacto ha logrado unir a todas las fuerzas
políticas e institucionales del país para mejorar la situación de las
mujeres víctimas y para luchar contra una situación indigna para
cualquier sociedad.
En este veinte aniversario de la
Conmemoración de 25 de Noviembre, cuando estamos padeciendo las
consecuencias devastadoras de la pandemia ocasionadas por el Covid-19 y
cuando las Entidades Locales están jugando un pape clave, aglutinando y
cohesionando al Ecosistema Local, alcemos nuestras voces desde el
compromiso y la cooperación del municipalismo porque:
• Cuando
se maltrata a una mujer, se maltrata a toda la sociedad. El agresor debe
saber que no encontrará nunca complicidad por sus actos.
• La
violencia contra las mujeres es la máxima expresión de la desigualdad.
Combatirla desde su origen, educando en igualdad, es la mejor
herramienta para su erradicación.
• La lucha contra la violencia de
género interpela a toda la sociedad. Tenemos la responsabilidad conjunta
de enfrentar a los maltratadores y provocar el rechazo de toda la
sociedad a la violencia y a los que la ejercen.
• La labor de
los gobiernos y de las instituciones es reforzar todos los mecanismos de
prevención, atención, apoyo y protección a las mujeres víctimas.
25 de Noviembre del 2020
Huéneja y todo el marquesado, por la eliminación.
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