20180907

Las devanaderas

Un cuento inédito con duende (de mi madre). 


Devanaderas
Mateo, su mujer y su numerosa familia ( tres hijas, otros tres varones y la anciana abuela) vivían plácidamente en el laboreo de tierras arrendadas y crianza de animales domésticos, sin ningún tipo de lujo o comodidad pero comiendo que ya era bastante; últimamente andaban intranquilos y preocupados por los extraños sucesos que ocurrían en la casa, cuadras y otras dependencias de su modesta vivienda: cambio del lugar habitual de objetos de uso cotidiano, puertas abiertas, comida consumida a deshoras, golpes inexplicables en plena noche y un largo etcétera de situaciones desconcertantes-escamantes; así pues tras arduas conversaciones, reflexiones y no pocas divagaciones, concluyeron de que todos estos extraños fenómenos los provocaba la presencia de un “martinico” o duende que habitaba en la casa…

Acordaron cambiarse de hogar y trasladarse bien lejos de tan incomodo “inquilino”; carro y mula en la puerta prestos a cargar “bártulos”, herramientas, el modesto y exiguo mobiliario y otros enseres de su vida diaria...y a emprender camino sin demora.

El sol se ocultaba en el horizonte cuando Mateo y su familia llegaron a su nueva morada, acomodándose provisionalmente para pasar su primera noche de sosiego y sueño reparador… Luisa, pues ese era el nombre de la esposa de Mateo, en la oscuridad de la noche recostada sobre la almohada de su lecho marital repasaba mentalmente donde colocar en la nueva vivienda los muebles y enseres acarreados…¡de pronto! sobresaltada, zarandeó a su marido y le dijo: “ Anda Mateo, se nos han olvidado las devanaderas”; sintió un leve pero frio roce en la mejilla y una vocecilla burlona que le decía: “No te preocupes las he traído yo”; asustada, Luisa encendió la luz y su sorpresa y pavor fue mayúsculo cuando vio que sus devanaderas olvidadas estaban junto a la cama…

El traslado había sido completo.

JLobo/sep/2018



lasdevanaderas/sep/2018

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