Ya no era necesario encender el fuego lo primero para preparar la olla de malta ni cocer la leche de cabra recién ordeñada, un buen tazón de la mezcla de ambos a proporciones al gusto componía junto con una buena orilla de pan el desayuno mas común de cada uno de los miembros de la familia, adiós a las ollas y sartenes tiznadas, se aliviaba sobremanera el fregado, pero adiós también a ese puchero y esos guisos de todo tipo y de lenta cocción que salían con ese sabor que solo proporciona la leña y el humo, peor aun cuando se generalizó la olla expres. En definitiva el progreso imparable que es inevitable, que siempre es bueno pero que deja añoranzas y cosas en el camino que en nuestros días intentamos emular pero que ya nunca volverán a ser igual.Anécdotas graciosas también se dieron y de todo tipo y "encontronazos" entre matrimonios ya que muchos varones no entendieron del todo bien la llegada "del intruso" a sus vidas, recuerdo que el camioncillo de Romacho de Guadix (que equipó media comarca) había llegado a la estación de Huéneja a entregar un butano y mientras la mujer de la casa intentaba que los operarios metieran el "bulto" "pa" dentro abriendo de par en par la gruesa puerta de la casa el marido la cerraba y vocifera maldiciendo el para el "engendro". Por cierto entro, entro...ya sabéis aquello de que pueden mas...
JLobo/febrero2018
(sin pretensión alguna)
No hay comentarios:
Publicar un comentario